Más que un compositor de cine, Rota fue una fuerza creativa que funcionaba como una orquesta entera metida en un solo cerebro. Es imposible pensar en el cine italiano clásico sin escuchar, de fondo, alguna de sus composiciones. Su talento era tan amplio que encajaba igual de bien en un melodrama de Zeffirelli que en una sátira felliniana llena de trompetas juguetonas y tubas melancólicas.
Datos personales
Datos | Información |
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Fecha de nacimiento | 3 de diciembre de 1911 |
Fecha de fallecimiento | 10 de abril de 1979 (67 años) |
Altura | 1,72 m |
País de origen | Italia |
Premios destacados | Oscar a Mejor Banda Sonora por El Padrino II (1975), David di Donatello, Nastro d’Argento, Premio Nacional de Música Italiana |
Enlaces de interés | Fundación Nino Rota Documental Prime Video sobre Nino Rota |
Biografía de Nino Rota
Introducción
Giovanni Rota Rinaldi, más conocido como Nino Rota, fue ese tipo de compositor que te hace creer que la música no acompaña la película: la dirige desde la sombra. Mezclaba lo clásico con lo popular sin despeinarse, y tenía una facilidad asombrosa para encapsular emociones en tres notas bien colocadas. Su estilo es reconocible al instante, pero imposible de imitar.
Un hombre discreto, de pocas palabras pero muchas partituras. Lo suyo era el lenguaje de las notas, de los silencios que hablan más que los diálogos. Su música no necesitaba subtítulos, como tampoco los necesita una mirada bien filmada.
Carrera como compositor de cine
Empezó en el cine a finales de los años 30, en una Italia que todavía no sabía que iba a dar algunos de los mayores talentos del siglo XX. Su primera partitura para cine fue para Treno popolare (1933), pero fue a partir de los años 50 cuando despegó de verdad. Y lo hizo a lo grande.

Fue el alma sonora del neorrealismo, pero sin el drama plomizo. Cuando Federico Fellini encontró a Rota, y Rota encontró a Fellini, el cine cambió para siempre. Juntos crearon La strada, La dolce vita, 8½, Casanova… Básicamente, si Fellini soñaba, Rota lo orquestaba. Su música convertía la excentricidad en poesía y el caos en armonía.
Pero no todo fue Fellini. En los 70, cruzó el charco para trabajar con Francis Ford Coppola en El Padrino. Ese vals fúnebre con mandolina es probablemente una de las melodías más reconocidas de la historia del cine. Curiosamente, no ganó el Oscar por la primera película (porque incluyó parte de una obra anterior), pero sí por El Padrino II. Hollywood se rindió a sus pies con retraso, pero con aplauso largo y reverencia.
Compuso más de 150 bandas sonoras, siempre con esa mezcla de melancolía juguetona que te parte el alma y luego te da un abrazo. También trabajó con Luchino Visconti, Zeffirelli y Renato Castellani. Su capacidad para adaptarse al lenguaje de cada director, sin perder su identidad sonora, era simplemente prodigiosa.
Y sí, escribía a velocidad supersónica. Hay leyendas de estudios italianos en las que cuentan que entregaba una partitura entera antes de que el montaje final estuviera terminado. Pero él ya sabía lo que iba a pasar. A veces incluso antes que el propio director.
Carrera y obras fuera del cine
Rota no vivía solo del celuloide. Compuso óperas, música de cámara, sinfonías, conciertos para piano y hasta una misa. Su obra para el teatro fue igualmente aclamada, especialmente su Il cappello di paglia di Firenze, una ópera bufa con espíritu de comedia felliniana que se convirtió en un clásico moderno del repertorio lírico italiano.
También fue director del Conservatorio de Bari durante más de 25 años, donde enseñó a cientos de músicos con una mezcla de exigencia y ternura. Sus alumnos decían que podía detectar una nota desafinada desde otra sala. Y que siempre llevaba partituras en el bolsillo por si “le venía algo”.
Entre ensayos, giras y conferencias, encontró tiempo para colaborar con artistas plásticos, coreógrafos y hasta poetas. Porque si algo tenía claro Nino Rota era que la música, como el cine, es una forma de contar historias. Y él tenía muchas que contar.
Legado en el cine

Hablar de legado en el caso de Nino Rota es como hablar de la sombra de un árbol milenario: sigue ahí, fresca, imponente y necesaria. Su forma de entender la música en el cine influyó profundamente en generaciones posteriores, desde Ennio Morricone hasta Alexandre Desplat, pasando por Danny Elfman o Michael Giacchino.
Su capacidad para narrar desde lo emocional, para dar carácter a personajes a través de melodías, sigue siendo objeto de estudio. Muchos consideran que su colaboración con Fellini es el mejor matrimonio entre imagen y música en la historia del cine europeo. Su estilo melódico, profundamente lírico y evocador, ha influido incluso en videojuegos y series actuales.
Hay escuelas de cine donde su nombre se menciona en las clases de montaje. Porque su música no solo acompañaba, sino que muchas veces marcaba el ritmo de edición. Eso, amigos, es dejar huella.
Bandas sonoras / Filmografía de Nino Rota
Título en España | Título original | Año |
---|---|---|
La strada | La strada | 1954 |
La dolce vita | La dolce vita | 1960 |
8½ | 8½ | 1963 |
Romeo y Julieta | Romeo and Juliet | 1968 |
El Padrino | The Godfather | 1972 |
El Padrino. Parte II | The Godfather Part II | 1974 |
Amarcord | Amarcord | 1973 |
Casanova de Fellini | Il Casanova di Federico Fellini | 1976 |
Rocco y sus hermanos | Rocco e i suoi fratelli | 1960 |
La trilogía de la vida | Trilogia della vita (con Pasolini) | 1971-74 |
Treno popolare | Treno popolare | 1933 |
Il gattopardo | The Leopard | 1963 |
Curiosidades y detalles adicionales
- Rota escribía música a una velocidad que haría sonrojar a un chatbot. A veces componía una partitura entera en un fin de semana.
- Fue descartado del Oscar por El Padrino por haber reutilizado material anterior. Pero la Academia se redimió dos años después con El Padrino II.
- Tenía una extraña costumbre de no hablar nunca del proceso creativo. Para él, la música “llegaba”… como si fuera una visita divina. Místico y modesto.
- Fellini decía que Rota entendía sus películas “antes incluso de que yo las entendiera”. Su conexión era tan simbiótica que a veces componía solo con leer el guion.
- Siempre componía a mano. No confiaba en grabadoras ni en máquinas. Sus manuscritos son auténticas obras de arte.
- Le encantaba improvisar en el piano después de cenar, a la luz de una lámpara tenue. Decía que la inspiración tenía buen gusto y solo llegaba cuando el ambiente era agradable.
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