¿Quién fue Jack Lemmon?
Datos | Información |
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Fecha de nacimiento | 8 de febrero de 1925 |
Fecha de fallecimiento | 27 de junio de 2001 (76 años) |
Altura | 1,75 m |
País de origen | Estados Unidos |
Formación | Universidad de Harvard |
Premios destacados | 2 Premios Óscar, 6 Globos de Oro, 2 Premios BAFTA |
Enlaces de interés | Jack Lemmon reportaje TCM, Discurso de aceptación del Óscar |
Biografía extensa de Jack Lemmon
Introducción
Hablar de Jack Lemmon es adentrarse en la historia misma del cine. Un actor que, con su carisma y talento, logró conquistar tanto a críticos como a espectadores. Desde sus primeros pasos en la industria hasta convertirse en una leyenda, Lemmon dejó una huella imborrable en cada proyecto que emprendió.
Carrera como Actor
Nacido en Newton, Massachusetts, Lemmon mostró interés por la actuación desde joven. Tras servir en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Nueva York para perseguir su sueño de actuar. Comenzó en la radio y el teatro, pero pronto Hollywood llamó a su puerta.

Su debut cinematográfico llegó en 1954 con La rubia fenómeno, donde compartió pantalla con Judy Holliday. Sin embargo, fue su papel en Mister Roberts (1955) el que le valió su primer Óscar como Mejor Actor de Reparto. Este reconocimiento fue solo el comienzo de una carrera llena de éxitos.
En 1959, bajo la dirección de Billy Wilder, Lemmon protagonizó Con faldas y a lo loco junto a Marilyn Monroe y Tony Curtis. Interpretando a Jerry/Daphne, un músico que se disfraza de mujer para escapar de la mafia, Lemmon demostró su impecable timing cómico y su capacidad para transformarse en escena. La película es considerada una de las mejores comedias de todos los tiempos.
Época dorada de los 60 y grandes papeles.
La colaboración entre Lemmon y Wilder continuó con El apartamento (1960), donde interpretó a C.C. Baxter, un empleado de oficina que presta su apartamento a sus superiores para sus aventuras amorosas. Esta actuación le valió una nominación al Óscar y consolidó su reputación como actor versátil capaz de equilibrar comedia y drama.
A lo largo de los años 60 y 70, Lemmon participó en películas como Días de vino y rosas (1962), donde interpretó a un hombre luchando contra el alcoholismo, y La extraña pareja (1968), compartiendo pantalla con Walter Matthau. Esta última marcó el inicio de una de las duplas más icónicas del cine, con una química innegable que llevó a múltiples colaboraciones.

En 1973, Lemmon se quitó el traje de comedia ligera para meterse, sin red, en la piel de Harry Stoner, un empresario textil al borde del colapso emocional. La película Salvad al tigre, de John G. Avildsen, que dirigió la película 3 años antes de arrasar con Rocky. En ella, interpretó a Harry con una honestidad brutal, lejos de su sonrisa habitual, y con un temblor emocional que caló hondo en la crítica. El resultado: su segundo Oscar, esta vez como Mejor Actor Protagonista.
Con este papel, Lemmon rompió definitivamente el molde del actor encasillado en la comedia, y demostró que también sabía trabajar la introspectiva del drama, algo que ya se atisbaba en las escenas más negras de El apartamento. El público también quedó sorprendido de ver a su eterno vecino simpático abrazando la desesperación.
Apenas un año más tarde volvió a la comedia (ese terreno que dominaba como si lo hubiera patentado él) para reunirse con su media naranja artística: Walter Matthau. El reencuentro fue en Primera plana (The Front Page, 1974), dirigida por su director de confianza, Billy Wilder. En esta sátira periodística ambientada en los años 20, Lemmon interpreta a Hildy Johnson, un periodista con más calle que escrúpulos, obligado a cubrir su última historia cuando lo único que quiere es casarse y largarse.
La película es un tiroteo verbal constante, con Lemmon y Matthau escupiéndose diálogos como si fueran puñetazos cómicos, en una época en la que el cine se tomaba muy en serio eso de hablar rápido e ir a la yugular. La química entre ambos ya no sorprendía a nadie, pero aquí volvieron a demostrar que eran dinamita pura bajo la batuta de Wilder, aunque la crítica no se rindió por completo a sus pies como en colaboraciones anteriores.
En 1977, Lemmon sorprendió con una aparición en uno de esos géneros que jamás habrías apostado que tocaría: el cine de catástrofes. En Aeropuerto 77 (Airport ’77), tercera entrega de la franquicia Airport (1970), Aeropuerto 75 (Airport 1975, estrenada en 1974) y a la que habría que sumar una más en el 79. Él sólo participó en esta cinta, donde interpretó al millonario Philip Stevens, dueño de un lujoso Boeing 747 que, por supuesto, termina en el fondo del océano.
Años 80 con dramas y comedias
Los años 80 llegaron para Jack Lemmon como una etapa de madurez actoral en la que alternó aciertos, rarezas y alguna que otra metedura de pata con estilo. La película Aquí, un amigo (Buddy Buddy, 1981), reunía de nuevo al dream team: Billy Wilder en la dirección y Walter Matthau como compañero de faenas. En teoría, era la jugada ganadora, pero en la práctica, fue una comedia desganada, sin el filo ni el ritmo de antaño, que cerraba con más pena que gloria la prolífica carrera del director. Lemmon hizo lo que pudo, pero los tiempos estaban cambiando.

Y vaya si cambiaron. Al año siguiente sorprendió con Desaparecido (Missing, 1982), el potente drama político de Costa-Gavras, donde interpretó a un padre norteamericano que, con una mezcla de incredulidad y desesperación, busca a su hijo desaparecido en el Chile de Pinochet. Fue una de las actuaciones más conmovedoras de su carrera, contenida, poderosa, sin necesidad de aspavientos, que le valió el premio en Cannes y una nominación al Oscar. Una obra mayúscula que demostraba que no solo había sobrevivido a los setenta, sino que todavía tenía cosas muy serias que decir.
En mitad de la década, se embarcó en una de esas joyas inesperadas que solo se entienden con el tiempo: Macarrones (Maccheroni, 1985), dirigida por Ettore Scola, donde compartía protagonismo con Marcello Mastroianni. En esta historia de reencuentros y nostalgias napolitanas, Lemmon dejaba a un lado su ironía habitual para abrazar una sensibilidad más europea, más contemplativa. La química entre ambos actores fue palpable, y aunque la película pasó algo desapercibida fuera de Italia, es una pequeña joya que le mostraba en un registro más sutil y delicado de lo habitual.
No cansado de repetir fórmulas pasadas, volvió a ponerse en manos de Blake Edwards en Así es la vida (That’s Life!, 1986), una especie de tragicomedia doméstica rodada casi como si fuera un álbum familiar. Interpretaba a un arquitecto cascarrabias que se enfrenta a la crisis de los 60 con un catálogo completo de hipocondrías, inseguridades y monólogos interiores. Su compañera de reparto fue Julie Andrews, que en la vida real también era la esposa del director. La película, íntima y sin grandes ambiciones, funcionó pero se olvidó rapidamente.

Tres años más tarde apostó por la emoción a flor de piel en Mi padre (Dad, 1989), un drama familiar donde daba vida a un hombre mayor que, al borde del deterioro físico, recupera el vínculo con su hijo (Ted Danson). Era una historia sencilla, sin grandes giros ni artificios, pero Lemmon la llenó de humanidad, ternura y esa mirada melancólica que solo los grandes pueden ofrecer sin caer en el sentimentalismo barato.
Los 90: Lemmon se pone serio para el final de su carrera
En los 90, cuando otros actores de su generación aparecían en homenajes retrospectivos o anuncios de seguros, Jack Lemmon vivió una década sorprendentemente activa, saltando entre papeles de prestigio y comedias de colegas jubilados con una soltura que muchos envidiarían. Ya sin necesidad de demostrar nada, se dedicó a lo que mejor sabía hacer: actuar.
Comenzó fuerte con una de las mejores películas del año, con un papel breve pero significativo en JFK (1991) de Oliver Stone, encarnando al exfuncionario Jack Martin, una figura clave dentro del mosaico de teorías conspiranoicas que tejía la película. Aunque su aparición no era extensa, sorprendió verle en un personaje casi amoral. Solo un año después, se dejaba ver en El juego de Hollywood (The Player, 1992), la sátira cinematográfica de Robert Altman, donde aparecía interpretándose a sí mismo en una película en la que Hollywood se ríe de sí mismo con más filo que un cuchillo jamonero.
Como The Player apenas fue un cameo, ese mismo año cambió radicalmente de registro para sumergirse en uno de los dramas más intensos de la década: Glengarry Glen Ross, basado en la obra de David Mamet. Allí compartía cartel con una jauría de actores alfa: Al Pacino, Kevin Spacey, Ed Harris, Alec Baldwin… y aun así, Lemmon se impuso con una de sus interpretaciones más devastadoras. Su personaje, Shelley Levene, es un vendedor en decadencia, patético y desesperado, y Lemmon lo creó con una compasión tan demoledora que resulta imposible no empatizar. Fue ignorado por los premios, pero el público y la crítica si lo aplaudieron como uno de sus trabajos más valientes.

En 1993 volvió a coincidir con Altman en Vidas cruzadas (Short Cuts), otra obra coral donde daba vida a un padre con una relación tensa y marcada por el silencio con su hijo. Como siempre en Altman, los personajes entran y salen como en un ballet existencial, Madeleine Stone, Julianne Moore, Tim Robbins, Frances McDormand, Matthew Modine, son algunos de los actores que también aparecieron en la historia.
Ese mismo año, por si alguien pensaba que Lemmon solo estaba para dramas, resucitó a carcajada limpia en Dos viejos gruñones (Grumpy Old Men), donde se reencontró con Walter Matthau y probaron que la química seguía intacta… aunque las caderas no. La película fue un bombazo inesperado, dando lugar a una secuela y devolviendo a la pareja al radar del gran público. Ver a Lemmon y Matthau lanzarse pullas geriátricas mientras intentan ligar con Ann-Margret era un espectáculo reconfortante, como reencontrarte con tus abuelos… pero más graciosos.

A finales de los 90 ambos actores seguirían explotando esa vena gamberra con Por rumbas y a lo loco (Out to Sea, 1997), donde interpretaban a dos bailarines de crucero que no sabían ni bailar ni callarse. Y como no podía faltar el cierre nostálgico, en La extraña pareja, otra vez (The Odd Couple II, 1998), los viejos enemigos-amigos se reencontraban 30 años después para una aventura llena de carretera y geriatría desatada. Esta vez sí, era el cierre actoral del dúo.
Su despedida cinematográfica llegó en 2000 con un papel menor pero simbólico en La leyenda de Bagger Vance (The Legend of Bagger Vance), donde narró la historia como un personaje anciano que mira atrás, cerrando el círculo con la elegancia de quien ha sabido estar, reírse y emocionar durante más de cinco décadas.
Carrera como Director
Aunque principalmente conocido por su trabajo frente a las cámaras, Lemmon también se atrevió con la dirección, eso sí, sólo una vez. En 1971, dirigió Señor Kotcher (Kotch), protagonizada por Walter Matthau. La película recibió críticas positivas y demostró que además tenía talento detrás de las cámaras.
Vida personal
Jack Lemmon se casó por primera vez en 1950 con Cynthia Stone, actriz y compañera de batallas artísticas. De esa unión nació su primer hijo, Chris Lemmon, que también seguiría el camino del espectáculo, aunque con un perfil mucho más discreto. El matrimonio no funcionó y terminó en divorcio en 1956.

En 1962 volvió a casarse con la actriz Felicia Farr, con quien ya compartiría el resto de su vida. Juntos formaron una pareja sólida y lejos del ruido de Hollywood, y tuvieron una hija, Courtney Lemmon. La familia vivió entre California y Nueva York, siempre con un pie en los escenarios y el otro en casa.
Lemmon era un melómano empedernido: amaba el piano con pasión, hasta el punto de tocarlo en fiestas, platós, por ejemplo en Con faldas y a lo loco (Some Like It Hot, 1959) hay momentos en los que toca él mismo. De hecho, si no hubiese sido actor, probablemente habría acabado como pianista de jazz, el decía que «Ser actor fue mi plan B».
También le gustaban el golf (como buen actor clásico). Participó varias veces en el torneo AT&T Pebble Beach Pro-Am, donde coincidía con otros actores como Clint Eastwood, Kevin Costner o Bill Murray, pero nunca logró pasar el corte final, lo que le convirtió en una especie de leyenda del «fracaso entrañable» dentro del circuito.
Lemmon tuvo problemas relacionados con el alcohol durante parte de su carrera, algo que reconoció abiertamente en sus últimos años, con esa mezcla de honestidad y autoconsciencia que le caracterizaba. Pudo superar sus adicciones y mantuvo durante décadas una imagen pública impecable, sin escándalos ni excesos.
En el tramo final de su vida, fue diagnosticado con un cáncer de vejiga que más tarde se complicaría con un cáncer de colon. Durante años llevó la enfermedad con discreción, sin hacer de ello una bandera ni buscar titulares. Murió el 27 de junio de 2001, a los 76 años, en el Centro Médico del Hospital Presbiteriano Cedars-Sinai de Los Ángeles, rodeado de su familia.
¿Dónde está enterrado Jack Lemmon?
Sus cenizas fueron enterradas en el Westwood Village Memorial Park Cemetery, muy cerca de su inseparable Walter Matthau, fallecido apenas un año antes. En su lápida, había sólo una frase: “Jack Lemmon in”. Que viene a significar como si todavía estuviera entrando en escena.
Todas las películas de Jack Lemmon
Título en España | Título original | Año de estreno |
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The Lady Takes a Sailor | The Lady Takes a Sailor | 1949 |
La rubia fenómeno | It Should Happen to You | 1954 |
Phffft | Phffft | 1954 |
Three for the Show | Three for the Show | 1955 |
Mister Roberts | Mister Roberts | 1955 |
Mi hermana Elena | My Sister Eileen | 1955 |
You Can’t Run Away from It | You Can’t Run Away from It | 1956 |
Operation Mad Ball | Operation Mad Ball | 1957 |
Fuego escondido | Fire Down Below | 1957 |
Cowboy | Cowboy | 1958 |
Me enamoré de una bruja | Bell, Book and Candle | 1958 |
Con faldas y a lo loco | Some Like It Hot | 1959 |
La indómita y el millonario | It Happened to Jane | 1959 |
El apartamento | The Apartment | 1960 |
Viaje en globo | The Big Balloon Adventure | 1960 |
Pepe | Pepe | 1960 |
Comando del Pacífico | The Wackiest Ship in the Army | 1960 |
La misteriosa dama de negro | The Notorious Landlady | 1962 |
Días de vino y rosas | Days of Wine and Roses | 1962 |
Irma la dulce | Irma la Douce | 1963 |
Adán también tenía su manzana | Under the Yum Yum Tree | 1963 |
Préstame tu marido | Good Neighbor Sam | 1964 |
Cómo matar a la propia esposa | How to Murder Your Wife | 1965 |
La carrera del siglo | The Great Race | 1965 |
En bandeja de plata | The Fortune Cookie | 1966 |
Luv | Luv | 1967 |
La extraña pareja | The Odd Couple | 1968 |
Día de las bromas de abril | The April Fools | 1969 |
Los encantos de la gran ciudad | The Out of Towners | 1970 |
Kotch | Kotch | 1971 |
Guerra entre hombres y mujeres | The War Between Men and Women | 1972 |
¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? | Avanti! | 1972 |
Salvad al tigre | Save the Tiger | 1973 |
Primera plana | The Front Page | 1974 |
El animador | The Entertainer | 1975 |
El prisionero de la Segunda Avenida | The Prisoner of Second Avenue | 1975 |
Alex & the Gypsy | Alex & the Gypsy | 1976 |
Aeropuerto 77 | Airport ’77 | 1977 |
El síndrome de China | The China Syndrome | 1979 |
Tribute | Tribute | 1980 |
Aquí, un amigo | Buddy Buddy | 1981 |
Desaparecido | Missing | 1982 |
Algo en que creer | Mass Appeal | 1984 |
Macarroni | Maccheroni | 1985 |
Así es la vida | That’s Life! | 1986 |
Mi padre | Dad | 1989 |
JFK | JFK | 1991 |
El juego de Hollywood | The Player | 1992 |
Glengarry Glen Ross | Glengarry Glen Ross | 1992 |
Vidas cruzadas | Short Cuts | 1993 |
Dos viejos gruñones | Grumpy Old Men | 1993 |
El arpa de hierba | The Grass Harp | 1995 |
Discordias a la carta | Grumpier Old Men | 1995 |
Un asesino muy ético | Getting Away with Murder | 1996 |
Mis queridos compatriotas | My Fellow Americans | 1996 |
Hamlet | Hamlet | 1996 |
Por rumbas y a lo loco | Out to Sea | 1997 |
La extraña pareja, otra vez | The Odd Couple II | 1998 |
La leyenda de Bagger Vance | The Legend of Bagger Vance | 2000 |
Por qué recordaremos a Jack Lemmon
Jack Lemmon no fue solo un actor brillante: fue un rostro familiar, un amigo entrañable, un bufón melancólico y un héroe cotidiano. A lo largo de más de cincuenta años frente a las cámaras, nos hizo reír, llorar, reflexionar… y a veces todo eso en una misma escena. Ganador de dos Óscar y reverenciado en todos los rincones donde se ama el cine, supo moverse entre la comedia más afilada y el drama más profundo como si no hubiera frontera entre ambas.
Pero más allá de los premios, los aplausos o las alfombras rojas, Lemmon dejó algo más importante: humanidad. En sus gestos, en sus miradas, en esa manera tan suya de no robar planos y, aun así, quedarse con todos. Actuaba como quien respira, y lo hacía con una naturalidad que aún hoy sigue emocionando a quien descubre su filmografía por primera vez.
Fue el vecino encantador, el vendedor en ruinas, el marido fiel, el padre frágil, el gruñón adorable y el tipo al que todos queríamos abrazar después de los créditos. Porque a sus personajes: les daba alma, memoria y verdad. Y por eso, tras una carrera de cinco décadas y un sin fin de personajes Lemmon siempre será, nuestra extraña pareja.
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