Robert Rossen Director de El buscavidas


Ficha personal de Robert Rossen

DatosInformación
Fecha de nacimiento16 de marzo de 1908
Fecha de fallecimiento18 de febrero de 1966 (57 años)
Estatura1,69 m
País de origenEstados Unidos (Nueva York)
Premios destacados2 nominaciones al Óscar (Mejor Director); 1 nominación al Óscar (Mejor Guion Adaptado); Ganador del Globo de Oro a Mejor Director (All the King’s Men, 1949); Premio DGA por All the King’s Men (1949)

Biografía de Robert Rossen

Introducción

Si la vida de Robert Rossen fuera una película, empezaría con un joven pugilista de barrio bajo y acabaría con un director en los altos círculos de Hollywood, pasando por un giro de guion digno de thriller político. Nacido en el Lower East Side de Nueva York, Rossen creció rodeado de pandilleros, tahúres y buscavidas de poca monta, personajes que más tarde poblarían sus películas​. De adolescente probó suerte como boxeador y incluso ganó dinero hustleando en mesas de billar clandestinas (sí, en serio)​. Quién le iba a decir que años después convertiría esas andanzas en arte a través de El buscavidas, la cinta que resucitó la fiebre del billar en América​.

Rossen se formó en los escenarios teatrales de Nueva York, donde desarrolló un olfato especial para el drama social y la crítica política. En los años 30 se afilió brevemente al Partido Comunista de EE. UU., movido por su idealismo juvenil y las injusticias que presenciaba​.

Este compromiso político impregnaría muchos de sus guiones y películas, dándoles una crudeza y autenticidad poco comunes en la época. Pero también le pasaría factura: Hollywood no veía con buenos ojos tanto “rojo” fuera de la alfombra (ya llegaremos al episodio de la caza de brujas). En resumen, la historia de Robert Rossen engancha más que un melodrama de los que él mismo escribía: ascenso, gloria, caída en desgracia y redención creativa. Veamos acto por acto.

Carrera como director

La trayectoria cinematográfica de Rossen comenzó entre bastidores, escribiendo guiones duros como puños para los estudios Warner. Antes de gritar “¡Acción!”, ya había coescrito películas de crimen y denuncia como Ellos no olvidarán (1937) y Defiendo mi vida (1939), protagonizadas por pesos pesados como Claude Rains y John Garfield​.

Su pluma se hizo conocida por retratar la corrupción, la pobreza y el lado menos glamuroso del sueño americano con una sinceridad incómoda. De hecho, ayudó a dar vida a gangsters y antihéroes en filmes como Los violentos años veinte (1939) de Raoul Walsh y El lobo de mar (1941) de Michael Curtiz​, aportando diálogos afilados y realismo social​.

En 1947, Robert Rossen dio el salto a la dirección y lo hizo por la puerta grande. Su ópera prima fue Cuerpo y alma (1947), un drama pugilístico protagonizado por John Garfield que hojea sin miramientos el mundo corrupto del boxeo profesional​. La película, producida de forma independiente, combinó la pasión de Rossen por el boxeo con un mensaje social potente sobre la ambición y la integridad. Cuenta la leyenda que Garfield insistió en que Rossen la dirigiera tras quedar impresionado con su guion, y vaya si acertó: Cuerpo y alma se convirtió en un clásico del cine negro deportivo, con secuencias de combate filmadas con crudeza casi documental y un trasfondo crítico al capitalismo desenfrenado​. Aquella cinta le valió a Rossen un reconocimiento instantáneo como director capaz de aunar entretenimiento y conciencia social.

Ese mismo año, Rossen estrenó Johnny O’Clock (1947), un film noir sobre casinos y detectives que marcó su debut oficial como realizador para un gran estudio. El actor Dick Powell confió tanto en Rossen que intercedió ante Columbia Pictures para que le dieran la silla de director en este proyecto​. El resultado fue un thriller elegante y cínico que, aunque de menor repercusión, confirmó el talento de Rossen tras la cámara. A partir de entonces, su carrera como director despegó definitivamente.

El punto culminante llegaría en 1949 con El político (All the King’s Men), feroz adaptación de la novela de Robert Penn Warren sobre la corrupción en la vida pública. Rossen escribió y dirigió esta historia inspirada en el polémico gobernador Huey Long, dotándola de un tono semidocumental y actuaciones llenas de garra. La película arrasó en los Oscar de aquel año (Mejor Película, Mejor Actor para Broderick Crawford, entre otros) y le valió a Rossen una nominación al Oscar al mejor director​. Además, ganó el Globo de Oro a la mejor dirección por su trabajo​.

El político fue un éxito rotundo y consolidó a Rossen como uno de los directores más respetados de Hollywood en aquel momento. Ironías del destino, justo cuando alcanzaba la cima con un drama sobre la corrupción política, Rossen sería llamado a declarar ante los políticos de verdad en el Comité de Actividades Antiestadounidenses (HUAC).

En efecto, en 1951 la carrera de Rossen sufrió un jarro de agua fría. Acusado de simpatías comunistas en plena era McCarthy, fue citado por el HUAC (agencia gubernamental que acusaba y desvelaba a los activistas y simpatizantes comunistas). Fiel a sus principios (al menos de inicio), se negó a delatar a colegas y se acogió a la Quinta Enmienda​. Aquello le costó caro: los estudios lo vetaron y su pasaporte fue revocado, dejándolo dos años en la lista negra de Hollywood.

Rossen, que hasta entonces había sido un director estrella, se vio de la noche a la mañana sin poder trabajar. Finalmente, tras mucho meditar (y con la nevera vacía), volvió a comparecer en 1953 decidido a salvar su carrera. Tragándose sus convicciones, entregó 57 nombres de supuestos comunistas al comité​. “No creo que nadie pueda darse el lujo de la moral individual cuando está en juego la seguridad de la nación”, declaró para justificarse, en una escena digna de sus propios guiones​. Gracias a ello levantaron su veto, pero la sombra del arrepentimiento le acompañaría de por vida.

Liberado del ostracismo, Rossen retomó su filmografía con energías renovadas (y quizás algunas cicatrices en el orgullo). Tuvo que rodar en Europa para burlar recelos: así nació Mambo (1954), un melodrama de baile y pasión filmado en Italia, protagonizado por Silvana Mangano y Vittorio Gassman​.

Aunque Mambo no pasó a la historia como su obra más recordada, sirvió para demostrar que Rossen seguía en forma tras el parón forzoso. De vuelta a Hollywood, sorprendió con Alejandro el Magno (1956), superproducción épica rodada en España con Richard Burton encarnando al célebre conquistador. Fue un cambio de registro total: de sus habituales historias urbanas y contemporáneas saltó a recrear batallas con elefantes y falanges macedonias. La crítica no la aclamó, pero Rossen se anotó el mérito de atreverse con todo, incluso con las sandalias y espadas.

Sin embargo, si algo caracteriza la filmografía de Rossen es su habilidad para volver a sus temas predilectos y hacer oro puro. En 1957 dirigió Una isla al sol, un drama coral ambientado en el Caribe colonial que abordaba el espinoso tema del racismo y las relaciones interraciales. La película, protagonizada por James Mason y Harry Belafonte, fue controvertida para su época: generó protestas en el sur de Estados Unidos y llegó a ser prohibida en algunos lugares por atreverse a mostrar romances entre personajes de distinta raza​. Rossen, lejos de amilanarse, demostró de nuevo su valentía tratando asuntos sociales adelantados a su tiempo.

En 1959 regresó al cine bélico con Llegaron a Cordura, un western atípico con Gary Cooper y Rita Hayworth sobre la cobardía y el heroísmo en la Revolución Mexicana. Aunque no tuvo la repercusión de sus éxitos anteriores, este film añadió otra faceta a la versátil carrera de Rossen. Pero el verdadero golpe de efecto vendría a inicios de los 60: Rossen se reunió con el jovencísimo Paul Newman para rodar El buscavidas (1961), la película que definiría una generación.

El buscavidas (The Hustler) supuso el retorno triunfal de Rossen al primer plano. Este drama sobre un talentoso jugador de billar y sus demonios personales arrasó en crítica y taquilla, obteniendo 9 nominaciones al Oscar​. Rossen coescribió el guion y dirigió con pulso firme a Newman, Jackie Gleason, Piper Laurie y George C. Scott, extrayendo interpretaciones memorables. El film combina el amor de Rossen por los personajes marginales (a fin de cuentas, él mismo había sido uno de esos “hustlers” en su juventud​) con una elegancia narrativa digna de los grandes maestros. El buscavidas no solo ganó 2 Oscars, sino que reavivó el interés por el juego del billar en todo Estados Unidos​. De pronto, todos querían ser “Fast Eddie” Felson alineando carambolas, y gran parte del mérito fue de Rossen y su visión romántica pero despiadada de los sueños rotos.

El último largometraje de Rossen como director fue Lilith (1964), un drama psicológico protagonizado por Warren Beatty y Jean Seberg. La película explora la perturbadora relación entre un terapeuta y una paciente en un hospital psiquiátrico, con una atmósfera onírica y arriesgada. Rossen consideraba Lilith una de sus obras más personales, casi un poema visual sobre la locura y la pasión. Sin embargo, el público y la crítica de la época no conectaron con ella; tras el éxito popular de El buscavidas, Lilith resultó demasiado introspectiva y sombría para muchos. La pobre recepción de la cinta afectó profundamente a Rossen, quien quedó desencantado. Tanto es así que decidió no dirigir nada más en los años que le quedaban de vida​.

Fue un triste epílogo para una filmografía brillante: Rossen se apagó creativamente tras entregar una película adelantada a su tiempo, incomprendida en 1964 pero revalorizada con los años. Falleció en 1966, a los 57 años, dejando tras de sí un puñado de películas legendarias y la sensación de que aún le quedaban historias por contar.

Legado en el cine

A más de medio siglo de su muerte, el legado de Robert Rossen sigue vivo en cada visionado de sus películas. Aunque su nombre no goce hoy de la fama popular de otros contemporáneos, los cinéfilos reconocen la impronta que dejó en el Hollywood clásico​.

Fue un pionero en llevar a la gran pantalla temas espinosos con honestidad: corrupción política, desigualdad social, racismo, adicciones… todo ello envuelto en historias apasionantes. Directores posteriores como Martin Scorsese o Oliver Stone, conocidos por sus visiones críticas de América, caminan en cierto modo por la senda que Rossen ayudó a trazar.

Sus películas All the King’s Men (El político) y The Hustler (El buscavidas) se han convertido en referentes de sus géneros. El político sigue considerándose uno de los grandes dramas políticos de Hollywood, estudiado por su guion y sus interpretaciones explosivas. El buscavidas, por su parte, es un clásico inmortal del cine deportivo y de personajes, al punto de que en 1986 se filmó una secuela (El color del dinero) con Paul Newman retomando su icónico papel décadas después. Sin Rossen moldeando a “Fast Eddie” Felson en 1961, ese retorno triunfal de Newman con Oscar incluido quizás no hubiese ocurrido.

Rossen también dejó huella entre sus colegas: en 1949 ganó el premio del Sindicato de Directores (DGA) por All the King’s Men​, un reconocimiento de sus propios pares a su destreza detrás de la cámara. Tiene además el honor de figurar entre los directores de películas ganadoras del Oscar a Mejor Película, gracias a All the King’s Men​. Y aunque él personalmente no alzó la estatuilla dorada, estuvo muy cerca en varias ocasiones, acumulando nominaciones que certifican la calidad de su obra.

Un aspecto importante de su legado es la reivindicación tardía de su figura. Durante años, haber “cantado” en el HUAC manchó su reputación en ciertos círculos, y algunas de sus contribuciones quedaron infravaloradas. Pero el tiempo, siempre justiciero, ha permitido apreciar su filmografía con perspectiva. Historiadores y críticos modernos han reexaminado sus películas, reconociendo a Rossen como un idealista contradictorio: un cineasta con sensibilidad social que tuvo que doblegarse a las presiones políticas de su era​. Hoy en día, libros, ciclos de cine y ensayos académicos se dedican a estudiar su trabajo, situándolo en el lugar que merece.

En 1960, Robert Rossen recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, inmortalizando su contribución al séptimo arte en la vereda de la fama (6821 Hollywood Blvd)​. Es un homenaje físico que cualquiera puede visitar en Los Ángeles, pero su verdadero monumento son esas escenas inolvidables: Broderick Crawford arengando a las masas en El político, Paul Newman aferrado a su taco de billar en El buscavidas, John Garfield desplomándose en el ring en Cuerpo y alma. Cada una de ellas lleva el sello inconfundible de Rossen. En resumen, su legado en el cine se mide no solo en premios, sino en la valentía de las historias que contó y en la influencia que sigue ejerciendo sobre el cine de temática social. Rossen demostró que el entretenimiento y la crítica pueden ir de la mano, y esa lección sigue siendo oro puro para las nuevas generaciones de creadores.

Enlaces de interés sobre Robert Rosssen

  • 🎥 Robert Rossen. El director y el político – Vídeo documental de la UNED (Universidad Española a Distancia) sobre la vida y obra de Rossen, con análisis de expertos (2006)​ canal.uned.es. Un repaso en español a su carrera, incluyendo su etapa teatral y su conflicto con la lista negra.
  • 📃 Artículo de Fotogramas: sobre los artistas incluidos en las listas negras e Hollywood

Películas de Robert Rossen y filmografía 

Estas son todas las películas en las que participó, ya sea como guionista, director o productor, ordenadas por año de estreno:

Título en EspañaTítulo originalAño
La mujer marcadaMarked Woman1937
Ellos no olvidaránThey Won’t Forget1937
Racket Busters (Título V.O.)Racket Busters1938
Defiendo mi vidaDust Be My Destiny1939
Los violentos años veinteThe Roaring Twenties1939
A Child Is Born (Título V.O.)A Child Is Born1940
Blues in the Night (Título V.O.)Blues in the Night1941
El lobo de marThe Sea Wolf1941
Al filo de la oscuridadEdge of Darkness1942
Un paseo bajo el solA Walk in the Sun1945
El extraño amor de Martha IversThe Strange Love of Martha Ivers1946
Cuerpo y almaBody and Soul1947
Johnny O’ClockJohnny O’Clock1947
La hija del pecadoDesert Fury1947
El políticoAll the King’s Men1949
Toros bravosThe Brave Bulls1951
MamboMambo1954
Alejandro el MagnoAlexander the Great1956
Una isla al solIsland in the Sun1957
Llegaron a CorduraThey Came to Cordura1959
El buscavidasThe Hustler1961
LilithLilith1964

Curiosidades y detalles adicionales

Boxeador de verdad: Antes de hacer cine, Robert Rossen fue boxeador amateur e incluso ganó algunas peleas profesionales en Nueva York​. Esta experiencia se nota en la autenticidad de Cuerpo y alma (1947), donde las escenas de combate transmiten toda la crudeza que él conoció de primera mano. No es casualidad que muchas de sus películas tengan protagonistas luchadores (literal o figuradamente) buscando su sitio en un mundo hostil.

Ver todas las curiosidades del director
  • Hustler precursor: Así como El buscavidas inmortalizó a un jugador de billar, resulta que Rossen ya era un “buscavidas” mucho antes de filmar a Paul Newman. En su juventud, el director se ganaba unos dólares apostando en partidas de billar clandestinas​. Quién iba a imaginar que décadas después esas trampas de bar inspirarían una obra maestra del cine. Newman comentó en entrevistas que Rossen le dio valiosos consejos sobre cómo sostener el taco y moverse alrededor de la mesa, detalle que dotó de mayor realismo al personaje de Eddie Felson.
  • Inspiración política real: El político (1949) está basada en la novela All the King’s Men, que a su vez se inspiró en la figura real de Huey Long, un gobernador de Luisiana célebre por sus métodos populistas y corruptelas. Rossen, con su bagaje izquierdista, se volcó en esta historia como si fuera un ajuste de cuentas personal con los tiranos de turno. Irónicamente, tras estrenar la película sobre un político investigado, él mismo fue investigado por políticos en el HUAC. El destino tiene un retorcido sentido del humor.
  • Colaboraciones estelares: A lo largo de su carrera, Rossen trabajó con actores de la talla de Bette Davis (él coescribió La mujer marcada), Humphrey Bogart (Los violentos años veinte y Racket Busters llevan su firma como guionista), John Garfield (su amigo y cómplice en varios proyectos) o Paul Newman. También dirigió a una joven Jean Seberg en Lilith, logrando una de sus interpretaciones más intensas. Era conocido por ser un director exigente en el plató, de fuerte personalidad, pero muchos intérpretes valoraban su conocimiento del oficio de actor (no en vano, dirigió teatro en sus inicios). Piper Laurie recordó que durante El buscavidas, Rossen le dio total libertad para explorar la fragilidad de su personaje, confiando en su instinto​.
  • 57 nombres en la libreta: La cifra “57” persiguió a Rossen después de 1953. Fue el número de colegas que delató ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses para salir de la lista negra​. Aunque ello le permitió reanudar su carrera, también le granjeó enemistades en Hollywood. Algunos antiguos amigos nunca se lo perdonaron, y Rossen cargó con ese peso emocional. Su hijo Stephen reveló años después que aquel episodio “lo mató por dentro” y que Robert le pidió consejo moralmente antes de testificar, muestra de la gran angustia que sufrió​. Esta compleja dualidad (artista rebelde vs. hombre bajo presión) añade capas de interés a su figura.
  • El desencanto de Lilith: Tras el fracaso comercial de Lilith (1964), Rossen quedó tan decepcionado que decidió tomarse un descanso del cine… descanso del que nunca regresó. Durante sus últimos años vivió alejado de los focos, centrado en proyectos de guiones que no llegaron a rodarse y lidiando con problemas de salud. Sufría de hemocromatosis (un trastorno sanguíneo) y complicaciones derivadas de la tensión de años de trabajo y estrés​. Falleció en febrero de 1966 en Nueva York, discretamente. Dicen que Lilith era su película preferida; quizás le dolió que el mundo no la entendiera como él. Hoy, esa cinta se reevalúa como una pieza de culto, lo que sugiere que Rossen simplemente se adelantó a su época una vez más.
  • Nieto rockero: Como curiosidad pop, el legado de Rossen perdura también en la música indie. Su nieto, Daniel Rossen, es guitarrista y vocalista de la aclamada banda de rock alternativo Grizzly Bear​. Talento artístico en la sangre, sin duda. Daniel ha comentado en entrevistas que aunque no llegó a conocer a su abuelo, se siente inspirado por la determinación de Rossen y por la atmósfera melancólica de películas como El buscavidas. Una conexión inesperada entre el Hollywood de los 60 y la escena musical del siglo XXI.

En definitiva, Robert Rossen fue un creador polifacético y apasionado, cuyo recorrido vital parece un guion de cine: luces y sombras, éxito y ostracismo, gloria y tragedia. Sus películas quedan como testimonio de un hombre que vivió tantas vidas como personajes llevó a la pantalla. Un auténtico buscavidas de Hollywood que supo convertir sus luchas personales en arte perdurable.


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